Domingo Martínez, conocido en el mundo poético bajo el seudónimo de “Lúdico Ognimod”, nació en Caracas Venezuela un 21 de enero cuando la naturaleza era en blanco y negro, actualmente está residenciado en la Provincia de Buenos Aires.
Su poesía es tangencial con el tema humorístico y generalmente involucra en su propuesta símbolos matemáticos, estableciendo una relación lúdica entre fantasías, realidades a medio camino entre lo figurativo y lo abstracto, siente especial atracción por la prosa y el verso libre.
Constantemente está en un continuo proceso de investigación en la poesía, lo cual lo llevó en abril del 2020 a proponer junto con Alejandro Cárdenas, una fórmula poética cuya métrica persigue la secuencia del número Pi hasta el infinito, a esta propuesta la llamaron “Mepi”.
En su palabra hay un planteamiento introspectivo que sin intentar confrontación, invita a la reflexión : “La libertad es un acontecimiento finito delimitado por los vértices del pensamiento”.
Paronomasia
Ayer creí que llovería.
Y hoy no he visto todavía
volar una gota de agua
precipitante sobre tierra.
Dos farolitos jimaguas
dan lumbre a la callejuela
por donde pasa la noche
cada tarde…
tímidamente saluda
y anuncia que se muda
a otro sueño.
—Yo tambien me mudaria—
pero no encuentro en esta luna
Ningún cráter tan pequeño.
¿Donde albergaria
sus críos el último zorro overo?
¿en qué inhóspito agujero?.
Si tuviera siete vidas maullaría
en el registro tímbrico de gato
me treparía en los tejados
despreocupado
a lamerme los zapatos.
para contrarrestar esta sequía
han activado la máquina de riego
me han mojado; y estoy ciego..
—Ayer creí que llovería—.
Meditación en dinamismo
Todas las cosas están en su lugar
nada sobra
Nada estorba, nada prela
Ni coacciona
Todo se proyecta en dirección
Tetra polar
El caos dentro de su mismo
Núcleo implosiona
Dinamismo en magnitud
Espacio/tiempo pariendo longitud
¿Que puede ser tan frágil como acero,
Tan bello como Pétalo y flexibilidad de cristal?
La paz.
La dieta del glorificado
El viejo molino
se ha silenciado
por algunas horas
Al cruzar por Ameghino
En la penumbra he notado
una soledad abrumadora.
Propensa al acto de la fechoría.
Una premonición remota
me induce a irme por alvear.
Agencias de loterías
Exhiben signos de langosta
Inmutables al azar.
Estos tiempos de nostalgias
De éxodos, grilletes
Preconizan agonías.
—Nomás ayer—
Una firma inmobiliaria
Me alquiló el número siete
«En callejón melancolía»
Por cábala o buena suerte
Las ilusiones acentúan
un porvenir en término cifrados.
Dobló al séptimo sortario
Me lo juego capicúa.
Y tres veces permutado
Combinado con el uno
Más un par entre dos nones
Encomiendo mis apuestas
A Saulo Tarso (el mismo del ayuno)
Interpongo mis razones
En procura de respuesta
Digo: — si es apóstol—
Ha de tener algún nexo con apuestas.
Desafío una empírica expresión
Qué reza:
Quién juega por necesidad’
Tarde o temprano acabará
Perdiendo por obligación
Levitan esferas numeradas
Mí aciago nombre suscrito
A tres dígitos horizontales.
–Si sale–
Seré un ser multiplicado.
Camino a casa; compraré
Vino,pan,pescado
Mi compañera y yo, haremos
esa noche la dieta del glorificado.
Mepi treinta
Un número
pi
atraído
por
la vastedad
de un magnetismo universal.
Huella
indeleble sobre
la humana frente,
psicosis
imprescindible
cónclave de vida y muerte.
Fraccionada en residuos de oro
ansiada sin piedad
amalgamada en un vocablo.
anónimo
(dócil
acrónimo)
de códigos infalibles
ya proscritos.
Por eso persigo
éste
símbolo incipiente
e infinito
ceñido
igual
que una masa subrepticia
profesa
ritos
sobre lo inexistente.