España
Ana María González "Minada"

Ana María González de las Heras, también conocida por su seudónimo “Minada” es una escritora Española aficionada  a la lectura y a las letras desde siempre, descubrió el apasionante mundo de la poesía hace aproximadamente cinco años, a través de talleres de actividades municipales que promocionan entre otras la cultura y la lectura.

Pertenece desde entonces  a la Asociación Española de Amigos de la Poesía (ASEAPO), donde  se imparte una vez a la semana, tertulias y lecturas poéticas, así como la promoción de recitales, concursos, conmemoraciones a poetas consagrados, presentación de poemarios.

Posee dos reconocimientos en el concurso de “Verso contra verso”, por dos de sus poemas, “Quizás a destiempo” (Verso libre) y “Comulgo en las noches” (Soneto Alejandrino) y publica de manera frecuente en plataformas de difusión.

¡AQUÍ, MI PLEGARIA!

A ti vida,
que todo lo acumulas
y todo lo diseccionas
bajo tu lente ilustrada,
peinas
una y otra vez
el balbuceo de tus retoños
con esa añosa sabiduría,
empadronada
entre tus cabellos canos
y tus andares cansinos

¡Aquí, mi plegaria!

Llévame,
por mi sueño fugaz
asida a tu boca,
no me sepultes,
mientras lloro llorando
a ese eterno silencio

A ti vida,
emparentada
con el fruto sereno de la razón
y el jugo frenético del deseo
modulando
con la paciencia del orfebre,
el volumen de sus graznidos
el griterío de sus letras

¡Aquí, mi plegaría!

Llévame 
por mi sueño fugaz
asida a tu boca,
déjame habitarte
entre tus labios locuaces,
con su pulso vital
desbrozando
los rugidos del mundo,
ábreles la puerta
y que se agolpen,
a borbotones
sobre mis neuronas,
que salten en libertad
por mi efímero grito
desde aquel, mi primer disparo
hasta recoger esa última bala
aquella que me sepulte
esta vez sí,
a ese eterno silencio

EN LA “ÍNSULA DE BARATARIA”

Hoy, me despierta
ese verso descarnado
con el frío de sus letras
rasgando mis escarchas,
sin apósitos
ni edulcorantes
que resguarden 
ese desnudez
hasta entonces desconocida,
del bostezo inmune
que significa
amanecer
bajo el verbo “amar”

Yo, que derroché
lágrimas incendiarias,
insomnios  rebeldes
y guiones ilícitos
embadurnados,
a través de la palabra,
creando un universo
un universo idealizado
bajo la patria
de una única piel
resulta,
que es tan solo
mi propio gobierno
en la  “Ínsula de Barataria” 

Y me reconozco
cada vez más,
en todos mis espejos
como aquel caballero,
de razones utópicas
y sinrazones ilustradas,
¿ le recordáis?
le llamaron
el de la “triste figura”
y quizás como él,
después de cabalgar
durante tantos  desvaríos
persiguiendo un sueño,
debiera abrazar la muerte
recobrando
o tal vez, no
ese juicio juicioso
que  me deletree
el significado
del verbo “amar”

LOS OFICIOS DE LA VIDA

Cometí, insensata
esa torpe imprudencia
de multiplicar mis años
a través del tiempo,
para sumergirme
en esa supuesta “libertad”
con la que se escribe
la edad adulta

Y desprendida
del cordón umbilical,
me enfrenté
en vivo y en directo 
al circo de la vida
exponiéndome,
de repente
entre garras y lamidos
a todas sus fieras

Y aprendí el arte
de maquillarme
para cada ocasión,
y a endeudarme
a base de abismos
entre aleatorios órdagos,
e intensas dedicaciones
hasta alcanzar
algún que otro sueño

Y aprendí que el amor
no es un cuento de hadas,
ni una eterna alegoría
que envuelve de besos
la infinitud del  poema
sino más bien,
una breve metáfora
en la éxtasis  de un verso
que se evapora
la mayoría de las veces,
cuando la piel
no prende hogueras

Y aprendí a dialogar
bajo el arbitrio de la mesura
con las soflamas del enemigo
aquel,  que llaman dinero
o quizás, poder
que si bien,
se atrinchera
en el búnker de su tiranía,
también caldea
ese fuego necesario
para no pasar frío

Y después de aprender
los oficios de la vida,
de vez en cuando,
los olvido
y regreso rauda
como una paradoja
al origen de mis tiempos
a mi única verdad,
refugiándome
en sus pechos avejentados
aquellos que en su día
me vieron nacer,
meciéndome
como antaño,
entre las horas de mi infancia

LA SED DE UN HOLOGRAMA

Fue una imprudencia
el acumularte,
al igual que ese coleccionista
que persigue su último delirio,
en tantos sueños “sine die”,
en tantos finales de películas 
tuneándolos
a mi imagen y semejanza
que al despertar,
saltando a la vida
tropecé de bruces con la carne
con la fría e insobornable carne
palpando,
que tú no eras hueso
y que yo no era piel
simplemente,
éramos
la sed de un holograma

Desde entonces,
sobrevivo
anclada en ese stop,
en ese tiempo muerto,
en ese punto y aparte
colgada de mi autismo
aun arropada,
por esas burbujas 
que descorchan  letras
bebiendo mis rotos
entre sus delicadas espumas
mientras, me empujan
a saborear,
una vez más
el bostezo de un nuevo alba

LA SOLEDAD TIENE NOMBRE

A veces,
la atrapo con las manos
y me enredo entre sus dedos
eligiendo su caricia, 
sí, eligiéndola
para sumar,
día tras día
las vértebras de mis huellas
o contemplar,
desde la paz de sus cumbres
con su rezo sepulcral
el palpitar de horizontes
o el desteñir de recuerdos
ajena,
al diálogo de los enjambres
a la sombra de sus trasiegos
entonces, 
la soledad
se nutre de mi nombre
compartiendo juntas
mesa y lecho

Otras, 
como un vendaval
muerde mis vientos
y me expulsa de la cama,
interrumpe mi sueño,
usurpa mis noches,
y malvende mis lunas
suplantando,
a mi café matutino
humeante entre labios
por su ayuno insustancial
ciega de amaneceres
entonces,
la soledad
me injerta en su hueso
desnuda mi nombre
y me enfunda en sus letras
compartiendo juntas
la piel de la ausencia

EL DECESO DE LAS FLORES

Abandonas los rizos de mis flores
y su arruga bautiza mi tristeza
se diluye su aroma en la maleza
su lluvia, vuela con los ruiseñores

Allí , donde me huelas y me llores
donde retoñe la naturaleza
y me filtre sutil por tu corteza
como savia trepando tus ardores

Y fundidos en la piel de la nada
marchitamos con la nieve del beso
entre su boca de lágrima helada

Solo queda la daga de aquel hueso
réquiem de sombra, réquiem de mirada
testigo mudo de nuestro deceso

CONSPIRACIONES DE SUEÑOS

¿Qué nos separa?
quizás,
esa gota de lluvia
tan fértil
que inunda tus huesos
y deja rastro en mis pestañas
o, tal vez
el frío de un pétalo
enquistado
entre tu ventrículo izquierdo
y mi ventrículo derecho

¡Quién sabe!

Acechan,
conspiraciones de sueños
evitando
que nos arropen sus lunas
y nos guíen sus estrellas
por nuestras pálidas noches

¿Qué nos une?
quizás,
el prodigio de un beso
tan inesperado,
que rompió tu brújula
perdiendo la orientación
por los mares de mi boca
o, tal vez
el calor de una palabra
desnudando
el pudor de tu sombra
y la timidez de mi luz

¡Quién sabe!

Acechan,
conspiraciones de sueños,
confabulando
entre la caricia que nos separa
y el anhelo que nos une

CAMINANDO ENTRE POETAS

Sí, lo sé
antes de que llore el alba
y la lluvia extrañe mi nombre,
haré como el poeta del tango,
tan delicado,
“guardaré mansamente las cosas de vivir”

¿Las cosas de vivir?
sí, las que acumulé difusas
durante tantas cosechas,
un racimo generoso de sueños,
unos labios sin estrenar,
unas suelas ajadas
por danzar sobre las olas,
o mis tragicomedias
recitadas en versos
en el palco de esta función

Y lo donaré, todo lo donaré
a los vientos enamorados
de gemidos constantes,
para que fecunden
con esos ovarios
una nueva melodía
o un nuevo amanecer

Y cuando me sorprenda
ese nuevo horizonte
“a las cinco de la tarde”,
me iré
como aquel otro poeta,
“ligera de equipaje
y desnuda, como los hijos de la mar”