España
Cecilia Guillén Pérez "Checha"

Cecilia Guillén Peréz, conocida con el seudónimo de “Checha”, nació y reside actualmente en España.

Profesora de alemán, ha traducido del alemán al español el libro de Jan Semmel “Como es arriba es abajo”, y es autora del poemario “Versos para aburridos”. Entregada al mundo de la escritura desde hace muchos años, siendo, desde el año 2019 su período de mayor producción literaria.

Comparte sus escritos en su blog personal y en su canal de facebook, además de participar de manera asidua en otras plataformas digitales de difusión de poesía.

El sello personal de “Checha”, es su gran sensibilidad y creatividad, además de ser amante de los retratos, otra de las facetas en las que se desenvuelve en la actualidad.

Mundo espiral

Desentrañando la rigidez circular,
unidad perfecta de lo absoluto,
imagen viva del falaz cielo,
sin leve mácula,
encapsulado
en redondo devenir,
hermético desvelo
de un mundo
algo más desaliñado,
algo mas abierto,
algo más puerco….

Caminé cautelosa
del centro hacia afuera,
centrífuga fuerza interna
apagaba mis deseos,
borraba esos tiernos anhelos
en prisión embriagante,
poderosa,
paralizante…

eran mis ojos
mis ojos los que obturaban
la creación candorosa
concedida a lo creado
las alas aún cerradas,
el vuelo a lo imaginado.
Un aluvión vigoroso,
empujón al espíritu enturbiado,
rodeó la gruesa linea,
incrédulo, deslumbrado,
leve abrió sus pestañas,
vislumbró un orbe
que se iba agrandando,
concha de caracol,
lenta y sutil,
resurgida al sol,
aire nuevo,
sendero amplio
a brazos abiertos acariciado,
brazos casi engarrotados,
famélicos, sin cuerpo.

Que suerte la mía universo,
que vi,
vi tu grandeza,
andando ya corría
de fuente a fuente,
manantiales se me abrían,
despertando del letargo
ideas, ilusiones,
ingenio, fantasías,
más representaciones,
harto exhausta descansé
a los pies de la babosa,
seguía su linea, medrosa,
una espiral,
espiral grandiosa,
no circulo
que se torna en cuadrado
estrecho
limitado,
no,
una figura falible
estructura incompleta
humana avidez de infinito,
si,
tan armoniosa…

Ay alma

Ay alma,
¿por qué te sientes tan sola
y lloras en la alborada?
Ay alma
lo sé,
te maltrataron e hirieron,
se ensañaron,
fusilaron tus entrañas,
comprendo el ánimo exhausto
que lentamente, sin fuerzas,
esa sensibilidad tan pura
fue aldabeando,
pegaba añicos de mieles
y átomos de placeres,
creaba imágenes,
símiles de lo que eres,
recortes ensamblados
de un yo descuartizado…
Ay alma,
resucitaste,
¡tantas veces!
¿no te apacigua tu esfuerzo?,
¿ni siquiera te consuela?,
creaste un mundo allende la luna,
aleteando sin gravedad,
desafiando estrellas..
otros no saben crear,
se hunden en la suciedad,
tu sí, alma mía,
tu sí,
esculpes luciérnagas
de la nada…
no las mimas,
se apagan,
se ocultan en la ciénaga
en la noche oscura
donde las rosas son negras
y la esperanza vaga…
Ay alma,
subida bajas,
regresas a tus infiernos,
tu vacío acampa,
transforma tu ser en nada,
vuelan otras luciérnagas,
la tuya postrada,
se agacha
se retuerce,
espera marea alta.
Ay alma,
sé que te hirieron,
pero..
¡grita,
avanza!

¿Qué hacer con tanto amor?

No hay contenedor
que encierre
las tristes sobras del amor,
células extrañas,
materia impalpable,
podrían devenir cáncer…
cáncer de amor excendente,
sobrante…
Un cúmulo transido
de caricias no encontradas,
de antiguos besos reprimidos,
de apretones de pecho subyugados
ceden al peso del frío desalmado
que no expande, encoge,
constriñe y ahoga
lo que en libertad rebosa,
en silencio acoge
la prisión lacerante,
pétalo a pétalo,
murmullo ausente,
sin objeto
o recipiente,
eco de lóbrego vacío,
insondable,
creciente,
sombrío.
Crecerán manos en mi costado
acariciando las mías,
sobresalto inesperado…
Nacerán labios en mi boca,
apasionados y ardientes,
la besarán con hastío,
que la besen
y no cesen,
hasta fundirse en los míos.
Sueño despierta,
lo sé,
sueño.
Mis deseos se agotaron,
eros devino vinagre,
trago amargo ceniciento,
veneno de sangre,
intenso, intenso…
sutil fraude.

Escucha

Escucha!,
si, tú,
a ti te hablo,
¿acaso te produce
mi mirada espanto?
¡Mira mis ojos!,
lloran
fijos en tus pupilas,
extenuados,
hambrientos de alivio,
buscan reflejo
en el hiriente velo
que anuncias
con tu gesto.
¡Mira mis manos!,
retorcidas
en esfuerzo vano,
hallar palabra pertinente
a tu universo silenciado.
¡Mira mi voz!,
susurra
sin agredir tu silencio,
atragantada en lamento,
musitando con sigilo
palabras a un “tu” fugado
rendido a la fantasía,
huido,
sin diccionario.
Escucha!,
resuello por oídos,
en mi agonía lenta,
palabras brotan
se extinguen
en su propio masticado,
ese trago desgarrado.
Regálame un instante,
de tus dilatadas horas,
nada a cambio
palabras sin pudor
inmoladas,
ofrecidas a Thot,
ruegole que no desdeñes
la llamada del amor.